LA FAMILIA EL LUGAR DE LA PERSONA HUMANA

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LA FORTALEZA

Reza un sabio proverbio: "No es recto el inflexible, ni puro el insensible". La fortaleza no contradice la flexibilidad ni la compasión. Muchas veces creemos que para poder educar en la fortaleza debemos ser inflexibles, eso no es del todo cierto. La fortaleza saber exigir ante la manipulación, o justificación del "pobrecito" porque considera un bien superior lo que se alcanza, al proponer a nuestros hijos, o a nosotros mismos, ideales altos. Sin la prudencia y la fortaleza no hay virtud posible. Y está clarísimo que todos los padres deseamos hijos virtuosos, así que manos a la obra!.

LA FORTALEZA

¿Que es la fortaleza?

La virtud de la fortaleza nos lleva a no desistir del esfuerzo que exige conseguir un bien, y resiste lo adverso, lo difícil, lo desagradable, lo duro. Podemos decir que la fortaleza tiene dos caras, resiste y acomete.

¿Por qué es importante?

El ejercicio de pequeños actos durante el día que requieran de fortaleza para emprender alguna empresa y resistir la tentación de la comodidad, por ejemplo, nos ayudará a sanar la debilidad dejada en nuestra naturaleza por el pecado original, y para esto es importante saber que hay otras virtudes que ayudan al ejercicio perfecto de la fortaleza como la, paciencia y la perseverancia.

La paciencia es el día de día de la fortaleza. Mediante la paciencia alcanzamos la salvación de nuestra almas Lc 21:19, porque soportamos las contrariedades con buen ánimo, así aprendiendo a dominarnos a nosotros mismos, comenzamos a poseer aquello que somos, y es esta paciencia la que nos impulsa a ser comprensivos con los demás. Podríamos soportar sin paciencia y terminamos perdiendo los bienes que queremos alcanzar.

Es importante aclarar que la exigencia en la educación de la fortaleza no quita la libertad. Esta virtud va más allá de la capacidad de elegir entre comer una pera o una manzana, o dejar de comerla; entre jugar tenis o fútbol; la libertad es un elemento constitutivo del ser humano, el hombre no tiene libertad, el hombre es libre. La libertad está ordenada al perfeccionamiento de la persona y por lo tanto, existe un binomio inseparable entre libertad y responsabilidad. No es lo mismo robar, que trabajar para ganar el sustento; no es lo mismo tener una voluntad floja y ser perezoso, que ser emprendedor y laborioso. Por lo tanto si el joven desea ser un hombre de bien y nunca le enseñaron a ejercer su libertad, que es el bien que lo perfecciona, no lo podrá lograr.

Es importante saber que la educación comporta, de parte de los padres una intencionalidad, no debe dejarse al azar y la exigencia no quita la libertad de los hijos.

Ahora bien, en la medida en que enseñamos a los hijos a ser fuertes, también les enseñamos a ser responsables de sus propios actos. De tal forma que, una familia que se sienta a cenar, los padres esperan que todos los miembros hagan lo mismo, y no que unos estén viendo televisión, o hablando por teléfono. Entonces los hacen responsables de sus actos, y por ser responsables se les puede corregir. Si los padres no los corrigieran ante esta falta, les están diciendo de otra forma que faltar a la responsabilidad es lo mismo que ser responsables. Y la omisión es también una forma de educar.

A un recién nacido no se le puede hacer responsable de llorar porque es la manera que tiene de comunicar sus necesidades. Sin embargo a un niño de 5 años no se le pude permitir que cada vez que comunica sus necesidades, llore (a menos que esté enfermo, pero hablamos de situaciones normales). La responsabilidad es acorde a la edad, de la misma forma el ejercicio de la libertad. Me explico, si hay un niño de 5 años que ante una orden de la madre de recoger los juguetes no obedece, es necesario llevarlo de la mano y ayudarlo a obedecer, sin que sea la madre la que recoja los juguetes, le puede ayudar pero no hacerle el trabajo, así le enseña a ser ordenado y también a ejercer su responsabilidad ante sus propias cosas. Como se ve la virtud de la fortaleza ni ninguna virtud se cultiva sola, siempre va acompañada de otras virtudes.

La paciencia con los hijos es necesaria para educarlos con esperanza y confianza, para corregirlos cuando estamos cansadas porque es lo mejor, para no regañarlos cuando estamos a punto de alzarles la voz porque no sería una corrección eficaz, sería un grito ensordecedor.

La fortaleza nos ayuda a tener unidad de vida, somos más felices en tanto y cuanto lo que hagamos sea consecuencia de lo que creemos. Por que hay unidad de vida, no se vive en un dualismo, una cosa pienso y hago otra. Una persona con unidad de vida es una persona “DE UNA PIEZA”. Es una persona Feliz.

No debemos tener miedo a educar a los hijos, no importa la edad que tengan. Ellos están esperando que nosotros les demos ideales altos, aunque no siempre lo entiendan, en algún momento lo agradecerán!

Otros campos donde ejercer la fortaleza

En no tener miedo al ambiente, y tener presencia en la sociedad, en decirle a los medios de comunicación que no debe buscar incrementar las ventas utilizando la imagen de la mujer como objeto sexual, y encima decir que no hay doble moral.

Fortaleza para aceptar que necesito ayuda y decirle NO a la autosuficiencia (con los hijos, en la comunicación, con el marido).

Fortaleza para exigir sin falsas comprensiones, en primer lugar a nosotras mismas, nada de pobrecita!

Fortaleza para rescatar la vida familiar, las buenas costumbres, los buenos modales, la belleza, la estética en el vestir, y para decir NO A LA moda de la sensualidad, A LA IMPROVISACIÓN A LA CHABACANERÍA, A LA MEDIOCRIDAD.

La Virgen santísima modelo de fortaleza, en la visita a su prima Sta. Isabel, se puso en camino y resistió a la tentación del miedo. Estuvo en la cruz, para engendrarnos como hijos y soportó el dolor. Ella es consuelo, refugio y fortaleza de los que esperan en su Hijo. Es nuestra madre y medianera de todas las gracias, acudamos a ella confiadas.